¿Quién soy?

Qué puedo decir... el Tarot es un mundo aparte. Yo me enganché hace más de 15 años por puro escepticismo, y hasta hoy no salgo de mi asombro. La primera vez que me echaron las cartas tenía veintipocos años y estaba un poco perdida. La tarotista era una mujer gallega que tenía un bar, una mujer de carácter. Al principio no estaba muy convencida de hacer la consulta, pero como siempre, el destino tiene caminos inesperados.

Me hizo pasar a la trastienda del bar, en el almacén. Daba la sensación de estar haciendo algo prohibido o secreto. Recuerdo que era verano y hacía mucho calor. El espacio era estrecho y estábamos de pie, una junto a la otra. Empezó a barajar con soltura y a colocar las cartas sobre la tapa de aquel arcón congelador que había conocido tiempos mejores. Me impresionaron las imágenes de las cartas, y recuerdo que cuando salieron las cartas de la muerte y el diablo me decía que no tuviese miedo, que no significaban literalmente eso y que eran solo alegorías. ¿Pero, qué significaban? 

Para mi sorpresa, me contó cosas que nunca hubiera imaginado... pero esa es la magia del Tarot. ¿Cómo podía haber sabido esas cosas? Aquel nivel de precisión me pareció sobrenatural, un misterio que me cautivó al instante. Con el tiempo, y a medida que se iban cumpliendo sus palabras, esa fascinación creció. Y me prometí a mí misma que tenía que descubrir el secreto de esas cartas. 

A partir de entonces empecé a estudiar, y como le pasa a la mayoría de tarotistas, se empieza por echar las cartas a tus amigos. Ya ha llovido mucho desde esas primeras tiradas, con los apuntes y los libros al lado, intentando adivinar qué significan las cartas. Aunque al final acabas entendiendo que ningún libro te va a dar las respuestas. Esas respuestas están más allá de los libros y de las palabras, más allá de las imágenes y símbolos. Y si te dejas llevar por la intuición, las cartas te hablan.

Todos tenemos un poder interno que nos guía, un conocimiento que trasciende las barreras del intelecto, que no responde a la lógica o a la razón, pero que nos ofrece respuestas cuando las necesitamos (si estamos atentos). Es la pulsión de seguir, el instinto y el espíritu conectando con otros planos que no acabamos de comprender, pero que están ahí para ayudarnos, y que no podemos negar.

Luna